13 julio 2008

AMERICA LATINA NO SE ENTERO DE LA CRISIS HIPOTECARIA DEL NORTE


En julio del año pasado, el mundo amaneció distinto. Como si se tratara de un volcán desactivado y cubierto por una pradera verde que de pronto cruje y estalla, el mercado de las hipotecas de alto riesgo ( subprime ), que hasta ese momento se mostraba como una nueva herramienta financiera, se cayó. Y con ella, lo hicieron los mercados globales.

Miles de millones de dólares han cambiado de destino; las acciones de los bancos se desbarrancaron, la desconfianza en el sector financiero aumentó, la inflación global se duplicó y varias entidades financieras cayeron. A un año de aquellos días, nadie sabe a ciencia cierta si lo peor ya pasó o si, por el contrario, habrá que esperar los llamados efectos de segunda generación.
Acabo de escribir en GLOBOFINANCIERO sobre el tema que ha conmovido al mundo expecto a una región: América latina.

Según el Banco Internacional de Pagos (BIS, según sus siglas en inglés) -una entidad creada en 1930 y que actualmente coordina la relación entre los bancos centrales de todo el mundo- tras años de crecimiento intenso, la situación financiera se deterioró con rapidez entre 2007 y 2008. Es, quizá, la crisis más silenciosa que se recuerde en América latina. Casi ni se habla en la región sobre las turbulencias por las que navegan los mercados.


  • la economía mundial comenzó a desacelerarse en el segundo semestre de 2007

  • un contexto de turbulencias financieras e intensa desaceleración en Estados Unidos.

  • la inflación mundial ha ido en aumento, alentada por el fuerte encarecimiento de la energía y los alimentos.

  • el debilitamiento del dolar y el fortalecimiento de los metales como el oro y la plata (principales medios de resguardo de valor junto con los sectores inmobiliarios).

El BIS considera que el sistema financiero internacional ha introducido gran incertidumbre sobre las perspectivas económicas futuras. "Los bancos de diversas economías industriales avanzadas endurecieron sus criterios de concesión de crédito, por lo que sigue siendo factible una contracción generalizada del crédito disponible, con consecuencias para la demanda que podrían ser más graves de lo anticipado.

Ante tal panorama, los bancos centrales no se quedaron quietos. "Si no hubiese sido por las inyecciones de liquidez de los bancos centrales entre septiembre de 2007 y marzo de 2008, es muy posible que hubiésemos bordeado el desastre financiero", agregó Luzón.

Como se dijo, no hay crisis financiera que haya merecido tan poco espacio en las crónica de América latina. "Los riesgos para el futuro son inequívocos. Lo que cabría esperar es que en América latina la liquidez también se volviese un recurso escaso y su precio tendiese a subir", dijo Luzón.

Por ahora, pocos hablan de la crisis en América latina, a diferencia de lo que ocurre en el resto del globo, donde la caída de los mercados financieros tienen en vilo a los hombres de negocios.

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