Retomando la temática del blog vinculada a cuestiones empresariales y profesionales, una vez finalizado, aparentemente, el álgido conflicto por las retenciones, he revisado esos post que guardo en favoritos para comentarlos.
Este, tiene unas semanas y apareció en GESTION EMPRESARIA y la verdad que quería hacer algunos comentarios respecto a la toma de decisiones empresariales.
El tema de las decisiones empresarias es uno de los temas muy relevantes en la gestión de cualquier empresa, sin embargo muchas de éstas decisiones se toman basados en "intuiciones", "estúpidos orgullos", "pujas de poder" y "miedo" a lo desconocido.
A pesar que muchos directivos han sido preparados en Universidades Especializadas y muchos de ellos esgrimen títulos de posgrado, muchos cometen groseros errores estratégicos.
Así, un artículo de McKinsey, desde una perspectiva conductual, ofrece una serie de causas comunes de errores estratégicos:
Exceso de confianza.
¿Cuál es el largo del río Nilo? (no es necesario que ofrezca una cifra precisa, alcanza con un rango de valores en que usted se sienta razonablemente seguro de acertar). Ahora bien, la extensión precisa es de 6.650 kilómetros. Así, una respuesta relativamente segura consistía en ofrecer un amplio rango, por ejemplo, entre 2.000 y 10.000 kilómetros. Sin embargo, en este experimento típico de la economía conductual, los encuestados tienden a escoger un rango demasiado estrecho (por ejemplo, entre 2.000 y 4.000).
En otras palabras, solemos confiar excesivamente en nuestra capacidad de realizar predicciones, probablemente derivado del uso excesivo de herramientas contables y derivado probablemente a la propensión a "dar en el blanco".
El sesgo a sobreestimar las pérdidas.
En un experimento, se planteó un escenario donde dos grupos de estudiantes recibían una herencia. Un grupo, recibía los activos bajo la forma de bonos de bajo riesgo y rendimiento. El segundo grupo, recibía la misma suma en acciones de alto riesgo. Ahora bien, la teoría de la elección racional supone que, tras obtener los activos, los miembros de ambos grupos diversificarán su portafolio hasta alcanzar una situación equilibrada entre riesgo y retorno.
No obstante, los participantes del experimento mantuvieron prácticamente la misma composición que habían recibido.
La preferencia por el status quo se explica, desde la perspectiva conductual, por la aversión a sufrir pérdidas. Típicamente, se tiende a evitar cambios que puedan implicar una pérdida respecto de nuestra situación inicial (aunque esto nos haga perder oportunidades de realizar cambios que, previsiblemente, podrían mejorar nuestra situación).
Robert Kiyosaki ha dicho: "los pobres tienen tanto miedo a perder que pierden por no hacer nada"
El síndrome de los costos hundidos.
La teoría de la decisión racional sostiene que sólo tiene sentido invertir en un proyecto si su retorno esperado o VALOR ACTUAL NETO es positivo (considerando, desde luego, el costo de oportunidad). Y, sin embargo, es muy frecuente que los directivos sigan invirtiendo en el negocio esperando que, algún día, llegue a dar resultados que justifiquen los costos hundidos (del mismo modo en que un jugador pone más dinero para recuperar sus pérdidas). Este error es típico en sociedades cerradas, con cierto grado de aislamiento y un alto grado de control social.
El instinto de manada.
¿quién quiere ser el hazmerreír de la industria? Una explicación tradicional de las burbujas financieras típicas de los nuevos mercados reposa en el instinto de seguir a la manada. Imagine que usted era un banquero de inversión en tiempos de la burbuja puntocom. Todos sus colegas y competidores invertían millones en las nuevas tecnológicas. Usted, no estaba demasiado convencido de que aquellas compañías fueran tan buen negocio. Y, sin embargo, usted tenía muchos incentivos a seguir la manada. Si la burbuja explotaba (como finalmente ocurrió) usted compartiría el error estratégico con todos los jugadores de la industria. Pero si usted se mantenía al margen de la especulación, el costo psicológico de un potencial éxito de las puntocom sería inmenso.
Todos habrían ganado fortunas menos usted. Y sus colegas no tardarían en señalarlo socarronamente como “el único banquero de inversión que no se enriqueció con las puntocom”.
Falsos consensos.
El marqués de La Grange alguna vez dijo: “Cuando pedimos un consejo, normalmente estamos buscando un cómplice”. Esta máxima suele ser muy cierta en las decisiones de negocios. En general, buscamos opiniones que respalden nuestras creencias e hipótesis. También tendemos a aceptar inmediatamente cualquier evidencia que respalde nuestra posición mientras sometemos a un estricto análisis a los datos que sugieran lo contrario.
Este apoyo “unánime” puede ser, en realidad, un falso consenso.
Después de ver y comprobar que estos hechos realmente ocurren en las empresas, la pregunta sería ¿SON REALMENTE RACIONALES LAS DECISIONES EMPRESARIAS?
Saludos y hasta la próxima.
2 comentarios:
Fernando, para el pingüinato ahora el enemigo es el pueblo, como vos muy bien lo expresas.
Un abrazo!
C. W. Karl
Hola Charly. Espero que toda esta Situación mejore con el relanzamiento de la campaña presidencial como pronostican los diarios digitales.
Saludos y hasta pronto
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